- Dios creó el sol, pero Adán nada veía. Cuando Eva apareció, éste atónito expresó: tú eres la luz de mis ojos!
- Cuando Dios creó el Paraíso, Adán taciturno, apenas y lo miraba. Solo después que descubrió y contempló a Eva… donde quiera que ella estaba, él encontraba su Paraíso.
- Dios creó todas las especies, macho y hembra los formó. Después creó a Adán, pero en realidad, no fue sino hasta que Eva lo miró, que éste se convirtió verdaderamente en hombre.
- Adán, desconsolado y asustado, por lo que Eva acababa de hacer, (no podía aún creerlo), prefirió estar con ella en la desgracia, que vivir sólo en el Edén.
- Si por amarte me condenan al castigo, – le dijo, – aún ahí existirá el amor.
- Después de 50 años de vivir con ella, Adán le dijo al Creador: – Ya no la quiero igual. -¿Cómo? Contestó Dios. – Hoy la amo más. – A lo que Eva, ni tarda ni perezosa, respondió. – Pues él tampoco es perfecto, – y guiñando el ojo, añadió: – Pero, casi!
- ¡Necesito tu admiración! -Le espetó Eva, impaciente y molesta. – ¿Qué quieres mujer? – Contestó Adán: – ¡Aún no se han inventado las palabras para abarcar toda tu hermosura!
- Cada vez que Adán oía sus pasos… una melodía electrizante estremecía todos sus sentidos, y deleitaba sus oídos.
- Pero al escuchar su voz, enmudeció.
Autor: P. Alfonso G. Miranda Guardiola
@padrealfonsom
22 de mayo del 2012
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